Compartimos la reflexión del Evangelio para este domingo 2 de noviembre

                Evangelio según san Juan  (14,1-6)

1 «No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. 2 En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. 3 Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. 4 Ya conocen el camino del lugar adonde voy». 5 Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?». 6 Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.

 Palabra del Señor

 

Reflexión y preguntas

Si hay algo que provoca dolor en la partida de un ser querido es la duda sobre si nos volveremos a ver alguna vez. Es que el amor verdadero tiene dentro de sí algo de eterno e inseparable. Se resiste y busca superar el límite inevitable de la muerte.

Cuando Jesús se despide de sus discípulos porque está por «volver al Padre», les habla de esperanza con imágenes familiares, porque es en el ámbito familiar donde por primera vez nos sentimos contenidos y descubrimos esos lazos que van más allá del tiempo y del espacio. En la cultura mediterránea antigua la «casa paterna» nucleaba junto al padre también las familias de los hijos, que trabajaban con él y generaban una economía de mayor prosperidad para todos. De esta imagen Jesús se sirve para hablar de un reencuentro con su «familia», los discípulos, en la casa del Padre.

La celebración de hoy nos recuerda el final del camino de nuestra vida familiar, donde los lazos que hoy nos unen serán transformados. La familia encuentra allí su vocación más profunda: prepararnos para entrar en una Familia de dimensiones universales, unida en torno al Padre de todos. Pero esta realidad no es solo para después de la muerte. Ya ahora mismo, cuando empezamos a seguir a Jesús –Camino–, encontramos la Vida nueva y participamos en esta nueva Familia.

¿Cómo me imagino que será el reencuentro final con los seres queridos, más allá de la muerte?

      ¿Mi participación en la Familia de Jesús hace que viva de otra manera mi relación con mis familiares? ¿En qué lo veo?