Con la participación de un grupo de 30 jóvenes de Pastoral para la Juventud, se realizó en la Residencia Franciscana de San Antonio de Arredondo, Córdoba, la Junta Nacional de Pastoral Familiar, Niñez y Adolescencia y Adultos Mayores.
Bajo el lema “El discernimiento espiritual y la llamada a la vida matrimonial y familiar” y a la luz del Evangelio de Emaús, el Secretariado Nacional para la Familia, junto a más de 100 agentes de pastoral familiar y asesores eclesiásticos, reflexionamos sobre cómo acompañar a los jóvenes en su discernimiento vocacional en pos de la vida matrimonial y familiar especialmente. Buscamos orientar el servicio a los jóvenes conforme las conclusiones del reciente Sínodo de Juventud. Además, dedicamos un espacio a formarnos sobre algunos aspectos de la Educación Sexual Integral (ESI).
Viernes 29 de marzo
Durante la tarde del viernes comenzaron a llegar los referentes de pastoral familiar de varias diócesis del país. Celebramos juntos la Misa, presidida por Mons. Oscar Miñarro, obispo asesor de Pastoral de Juventud de la diócesis de Merlo-Moreno, donde se leyó el Evangelio de Marcos 12, 28b-34. En su homilía, destacó que a veces nos desesperamos pensando qué servicio, acción u obra tenemos que hacer, y Dios solo nos pide que lo amemos. Nos deseó a todos que logremos vivir ese fin de semana como un descanso, con la presencia amorosa de Dios, y sumarnos a las palabras del salmista: «Ojalá podamos escuchar la voz del Señor». Y que a la vuelta pudiéramos ser testigos del amor del Señor para nuestros hermanos.
Al terminar la misa, el Padre Daniel Bevilacqua, asesor del Secretariado Nacional para la Familia, destacó la riqueza que aporta cada generación a la gran familia de la pastoral, valorando especialmente la presencia de los jóvenes que se habían sumado a este encuentro.
Sábado 30 de marzo
Misa de inicio presidida por Mons. Ricardo Seirutti
Comenzó la Junta Nacional de Pastoral Familiar con la celebración de la Misa, presidida por Mons. Ricardo Seirutti, obispo auxiliar de Córdoba. Celebramos poder compartir este encuentro entre hermanos de distintos lugares del país y de distintas generaciones y equipos: Juventud, Niñez y Adolescencia y Adultos Mayores, caminando juntos como Iglesia. Mons. Seirutti destacó la importancia de hacerlo con sencillez y sinceridad de corazón, reconociendo los desafíos que vivimos hoy las familias y con la alegría de este gran encuentro.
Bienvenida y apertura del encuentro
Mons. Han Lim Moon dio la bienvenida a todos los participantes con muy cálidas palabras y Georgina y Joaquín Adúriz, presidentes del Secretariado Nacional para la Familia, hicieron una breve presentación del programa y los objetivos del encuentro.
Presentación de la Comisión Episcopal para la Vida, Familia, Laicos y Juventud (CEVILAF)
El Padre Gustavo Antico, secretario ejecutivo, presentó la estructura de la CEVILAF, formada por cuatro secretariados: Pastoral y Cuidado de la Vida, Familia, Laicos y Juventud. Destacó la importancia de que los cuatro trabajemos de manera sinodal como una única comisión, participando en los encuentros nacionales de cada uno de los secretariados.
Asimismo, destacó el carácter de “enviados” de los delegados diocesanos presentes en la Junta, protagonistas de la pastoral familiar en la Iglesia argentina.
Oración meditada
Junto al Padre Daniel Bevilacqua meditamos el Evangelio de Lucas 24 (Los Discípulos de Emaús) y Hechos 8, 26-40.
Destacó cómo los discípulos, a pesar de volver tristes y desanimados, lo hacen de a dos, acompañándose y compartiendo sus tristezas. Luego del encuentro con Jesús, vuelven a su comunidad alegres y esperanzados. “Nosotros también vivimos a veces situaciones difíciles y que nos desaniman. Dejemos que la Gracia de Dios toque nuestro corazón, y como los discípulos, regresemos a nuestras diócesis con la esperanza que brota del encuentro con Jesús”.
En Hechos 8,26-40 Felipe es conducido por el Espíritu Santo al encuentro del eunuco, quien le pide que lo guíe. A partir de entonces, Felipe debe discernir cómo acompañar al eunuco. También nosotros estamos invitados a escuchar la voz del Señor, tanto en el silencio de nuestro corazón como a través de los jóvenes con los que nos encontramos.
Oración de los matrimonios y los jóvenes
Andrea y Patricio Arregui, referentes de la Diócesis Mercedes-Luján, prepararon una oración muy profunda, en la que los esposos rezan por cada uno de ellos, rezan por sus hijos, por su familia ampliada y por todas las familias. Ver oración de los matrimonios
También los jóvenes compartieron una lindísima oración en la que piden por todos los jóvenes, los que no lo conocen y los que caminan con Él, y oran por la comprensión. Ver oración de los jóvenes
Charla: “Introducción al discernimiento espiritual para la vida de familia y matrimonio”
Por Mons. Ernesto Giobando, SJ, Obispo Referente del Área Niñez y Adolescencia y del Secretariado para la Pastoral y Cuidado de la Vida de la CEVILAF.
Síntesis de la charla: La palabra discernimiento expresa un camino de decisión en la libertad y la responsabilidad: “El discernimiento, como dimensión del estilo de vida de Jesús y de sus discípulos, permite procesos concretos dirigidos a salir de la indeterminación, asumiendo la responsabilidad de las decisiones” (Sínodo de los jóvenes, 113). No se trata solo de un test vocacional, sino de la respuesta que damos al llamado del Señor. Cuando hacemos un discernimiento espiritual tenemos que prestar atención a lo que pasa en mi corazón, son las “mociones” que dice San Ignacio. Y prestar atención a lo que pasa en el corazón de ella o él, cuando se trata de la pareja de novios que plantean “casarse por la Iglesia”. La preparación remota, mediata e inmediata al matrimonio y a la familia tiene un hilo conductor: el amor cristiano. Educación en la afectividad y en la sexualidad es educación en el amor unitivo y responsable. Esta educación tiene que ir de la mano con el anuncio de la Buena Nueva del matrimonio y la familia (Sagrada Familia, Bodas de Caná, Jesús el Esposo de la Iglesia).
Ver texto completo de la charla. Ver charla en Youtube.
Charla: “Conclusiones del Sínodo”
Walter Garigliotti, coordinador de Pastoral de Juventud de la diócesis de San Francisco, y Mons. Ricardo Seirutti, obispo referente de Pastoral de Juventud, presentaron las conclusiones del Sínodo de la Juventud, que tuvo lugar en Roma en octubre de 2018. Destacaron que la pastoral de la juventud tiene una larga historia, y que la Iglesia viene trabajando y pensando en la situación de los jóvenes desde hace ya muchos años. Algunas conclusiones del sínodo fueron que es necesario dar un verdadero protagonismo a los jóvenes, y que apostar por ellos no es opcional sino una real prioridad. En cuanto al acompañamiento, detallaron algunos rasgos que debe tener un acompañante o mentor. Entre los desafíos, mencionaron, entre otros, la renovación como Iglesia, distinguir las distintas culturas juveniles, reconocer que existe un desencuentro con los jóvenes, ofrecerles propuestas de solidaridad, y actuar con creatividad pastoral asumiendo todos los valores positivos de los jóvenes hoy.
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Resonancias en “clave familiar” de las conclusiones del sínodo
Cristina y Gustavo Quevedo, referentes diocesanos de pastoral familiar de Mendoza, presentaron comentarios sobre las conclusiones del sínodo.
Ver presentación. Ver charla en Youtube.
Reflexión: Los niños, nuestros futuros jóvenes
Nuestros niños y adolescentes son nuestros futuros jóvenes. Merecen toda nuestra atención. En una breve charla, Fernanda González, coordinadora del Área de Niñez y Adolescencia del Secretariado, destacó cuán difícil es cumplir los derechos de los niños: derecho a la vida, a una familia, a la educación, y cuántas veces son vulnerados, con tantos niños y adolescentes en situación de pobreza y exclusión.
Nos interpeló a tener valor, para salir a defender estos derechos, para evangelizar a nuestros niños, y para defender la vida en toda circunstancia.
Los invitamos a ver el proyecto Sueños para mi País, que da voz a los niños de la Argentina: Sueños para mi País.
Momento celebrativo y adoración eucarística cantada a cargo de los jóvenes
En una cálida celebración, los jóvenes nos ayudaron a seguir meditando sobre el Evangelio de Emaús y acércandonos a través de la oración entre los adultos y los jóvenes. Luego de la lectura, se invitó a que reunidos por matrimonio junto a un joven, los participantes pasaran por el corazón este Evangelio, poniéndose ellos mismos en el lugar de los discípulos, y reflexionando sobre nuestro caminar de Iglesia. Nos acercamos al Santísimo abrazados, como signo de que nos sostenemos en nuestras desesperanzas y nuestras cargas. Fuimos reflexionando y orando sobre la lectura del Evangelio en torno a tres momentos: el peregrinar, el reconocimiento de Jesús y el envío.
Domingo 31 de marzo
Oración inicial
Con un canto al Espíritu Santo, el equipo de Cruz del Eje, coordinado por Sandra y Juan Carlos Perea, guió un momento de oración inspirado en el Santo Cura Brochero para comenzar el segundo día del encuentro.
Él estuvo siempre cerca de la gente, con un corazón misionero que sabía descubrir a Dios en el rostro del hermano. Así se rompen siempre todas las distancias, entre grandes y chicos, jóvenes y adultos. Luego pensamos qué querríamos traer a este encuentro de nosotros mismos y lo escribimos y entregamos junto a la imagen del Santo y la cruz presentada por los jóvenes.
Charla: Educación afectivo-sexual
Durante el día domingo, tuvimos la oportunidad de escuchar la presentación de la Lic. Liliana Olivieri sobre Educación afectivo-sexual y discernimiento.
Liliana comenzó resaltando que la vocación a la que todos estamos llamados, cualquiera sea nuestra condición, es a ser buenos hijos de Dios, y que todo llamado merece una respuesta. A la hora de responder, es muy importante que tengamos muchos recursos para que la respuesta sea de la mejor calidad posible. Haber recibido una buena educación sexual, en cualquier situación, sea de celibato o de familia, es muy importante.
Hoy los jóvenes en general tienen mucha información, pero no la pueden integrar con sus valores. Para poder discernir cómo actuar en cada circunstancia, es requisito que conozcan, para que puedan hacerse cargo de sus acciones. Es necesario formarlos en la responsabilidad y la libertad.
En el acompañamiento a los jóvenes, debemos escuchar con paciencia, comprendiendo, sin alarmarnos, hasta que se forme un vínculo. Y luego, aprender los dos, el acompañante y el acompañado. Porque educar es extraer lo mejor del otro, no incorporar. Lo mejor ya está en su corazón, y como en la mayéutica (que utiliza el diálogo para llevar a la verdad), nuestra función es ayudar a hacerlo nacer.
La Lic. Olivieri destacó luego la importancia de comprender y valorar la belleza de la sexualidad, de lo masculino y lo femenino como dos formas de ser persona complementarias y llamadas a la unidad; la sexualidad al servicio del amor, el papel de la familia en la educación sexual de los hijos, y el rol de la escuela y la parroquia como subsidiarios.
Enumeró algunas características que debe tener la educación sexual: científica, preventiva, prudente, cargada de valores, respetuosa de la persona y su familia, en el marco de un proyecto de vida.
La educación integral de la sexualidad es un proceso largo con sentido de unidad, que abarca de los tres a los 18 años. La educación es «por goteo», gradual, sistemática y acumulativa. No consiste solo en trasmitir conceptos, sino en desarrollar habilidades. Tiene cuatro ejes: habilidades intrapersonales, habilidades interpersonales, virtudes humanas, obediencia (a la persona amada primero (por ej. los padres), y luego, al crecer, a la voz de la conciencia); por último, conocimientos específicos sobre sexualidad.
Los temas más complejos de la sexualidad no se resuelven con una respuesta corta. Es necesario encararlos como procesos y de una manera muy afectuosa, pero sin renunciar a la verdad y a nuestro modelo, que es la Sagrada Familia.
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Panel de cierre
El panel de cierre estuvo compuesto por representantes de la Pastoral de la Juventud y del Secretariado para la Familia.
Noelia Barrera y Nicolás Ruggieri, de la Pastoral de la Juventud, señalaron especialmente que, ante el dinamismo de la familia y sus cambios, no podemos quedarnos estáticos, y que de ambas partes, adultos y jóvenes, debemos poner todo el empeño para caminar juntos. «Queremos abrir nuestras puertas para recibirlos como ustedes nos abrieron sus puertas», afirmaron.
Rosita Cufré destacó la profunda espiritualidad que se vivió durante el encuentro.
Paulette Von Wuthenau hizo hincapié en que el discernimiento es la respuesta a un llamado: «¿Dónde me necesitás, adónde me llamás?». Junto con Abo González Quesnel, agradecieron a los jóvenes por el privilegio de haber podido compartir el trabajo en grupos con ellos. Abo resaltó su alegría al ver que podía acercarse a los jóvenes y ser recibido por ellos.
A su turno, Ma. Elisa Petrelli, del área de Adultos Mayores, destacó que el 40% de los participantes del encuentro pertenecen por su edad a esta área, y que los mayores están llamados a ser misioneros familiares.
Marcelo Pancotto resaltó dos rasgos del discernimiento: es uno a uno, e implica procesos más largos de formación. Asimismo, requiere una necesidad de conversión personal. «Hay cambios muy profundos en la forma de organizarnos que tenemos que hacer», afirmó.
La Hna. Marina nos recordó cómo los niños nos hacen tomar conciencia de que somos hijos de Dios. Ser hijos implica que siempre necesitamos compañía de otro. Los niños nos miran y nos buscan, nos dicen «te necesito». Tienen un brillo muy especial en su mirada. Necesitamos custodiar ese brillo que para nosotros sigue siendo luz en el camino.
Mons. Stanovnik cerró el panel destacando el rol central del relato de los discípulos de Emaús a lo largo de todo el encuentro, como un hilo conductor muy fuerte. Concluyó que estamos llamados a escuchar y acompañar con la pedagogía de Jesús, que es aquello que representamos con la señal de la cruz: soportar como expresión del amor de Dios, que tiene una paciencia infinita. Esto exige discernimiento constante, discernir las situaciones a través de la palabra, cuerpo a cuerpo, con la gracia de la conversión personal.
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Misa de cierre presidida por Mons. Andrés Stanovnik, obispo referente del Área de Familia de la CEVILAF