El 26 de julio celebramos el Día de los Abuelos, en la festividad de San Joaquín y Santa Ana, padres de Santa María y abuelos de Jesús. A continuación compartimos una reflexión que esperamos nos ayude a ir preparándonos para este día tan importante, en que revalorizamos a nuestros adultos mayores en su rol de abuelos, y como tales, trasmisores de la historia y de la fe.
La presencia de los abuelos, cuya figura se fue desdibujando en la sociedad, ahora vuelve a aparecer.
Hace años, varias generaciones no conocieron a sus abuelos porque fallecieron a corta edad.
En la actualidad la vida se ha prolongado y su presencia en cada familia es de un valor incalculable. Lo asombroso es que ellos pueden disfrutar no sólo de sus nietos sino también de sus bisnietos y hay casos de tataranietos.
Se va vislumbrando que este designio de Dios cumple un propósito inigualable, porque estos nuevos abuelos, activos, fuertes, sabios, no sólo ejercen una influencia gratísima sobre sus nietos, sino que al mismo tiempo colaboran en aliviar la vida tan complicada que llevan sus hijos. ¡Qué gran ayuda es que los niños queden, en ocasiones, al cuidado de los abuelos!
Los nuevos modelos de familia han debilitado los valores fundamentales del núcleo familiar.
¿Y si contáramos con el testimonio de los abuelos para revertir esta situación? Ellos recibieron la bendición de ver a los hijos de sus hijos y les es concedida una gran tarea: transmitir vivencias, valores, costumbres, recuerdos y la fe, la herencia más preciada.
Cada vez más se ha tomado conciencia de la presencia de abuelos y van apareciendo en los avisos televisivos. Lo más común es mostrar sus habilidades culinarias, pero también aparecen los que corren maratones o suben en parapentes. Están los investigadores, los artistas que deslumbran por su mucha edad y los que se presentan en programas donde tienen que acertar con respuestas difíciles. Van acompañados con toda su familia y todos disfrutan de lo bien que les va a los abuelos. No dejan de ser un testimonio de amor y ternura.
Las personas mayores hoy, no sólo se ocupan de ser abuelos, sino que pasean, trabajan, disfrutan. Por eso se dice que los abuelos de hoy no son como los de antes.
Para los abuelos, los nietos son parte importante de su vida. Suelen ser requeridos en los primeros años de vida y cuando van creciendo se produce una distancia.
Una vez se les preguntó a unos pequeños qué es para ellos un abuelo. “Nos llevan a pasear, nos cuentan cuentos, guardan muchas fotos, caminan despacito, usan anteojos, toman remedios, tienen compu y celular. La comida más rica es la que hace la abuela y lo más lindo es ir a dormir con ella. A la noche enseña a rezar”. ¡Qué bien les hace a los abuelos oír las palabras del Papa Francisco cuando los insta a dialogar con sus nietos, que los apoyen y se sientan comprendidos! Ellos ya saben lo que es haber enfrentado la vida y que todo se va solucionando.
Gracias Señor porque
los abuelos vuelven a
ser una presencia
viva en la familia,
la Iglesia y la sociedad.
Marta E. Cánepa