(Fuente: ZENIT) Apenas un día después de que el máximo tribunal firmara por unanimidad un fallo, que confirmó que el aborto no es punible en caso de violación, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, fue recibido este miércoles por el titular de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti.
Al salir del Palacio de Tribunales, el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz reiteró la preocupación de la Iglesia por la resolución al asegurar que ahora la posibilidad de practicarse un aborto aparece «mucho más fácil».
«Este fallo debilita mucho la defensa de la vida. El aborto se justifica solamente en una declaración jurada de que la mujer ha sido violada, sin la necesidad de que haya que ver quién ha sido el violador. El violador acá parecería que es inocente», sostuvo monseñor Arancedo en diálogo con la prensa.
“Cuando perdemos el sentido de que la vida es un límite, corremos el peligro de trastocar mucho valores”, agregó.
El arzobispo santafesino reveló que la respuesta de Lorenzetti a su planteo fue que con el fallo la Corte “responde a algunas necesidades” sociales alrededor del aborto.
Tras insistir en que la resolución del máximo tribunal “culturalmente no nos hace bien”, advirtió que “puede abrir una puerta al aborto que nunca es una solución, nunca hay razones que justifiquen optar por una vida frente a la otra”.
“Para la Iglesia, el aborto nunca es una solución y no hay razones que lo justifiquen porque es una muerte. Habrá que buscar soluciones de contener a la madre, de acompañarla, pero nunca el aborto”, aseveró.
Al referirse a la declaración jurada que permite a una mujer certificar que fue violada, monseñor Arancedo reiteró que “ha quedado mucho más abierta la posibilidad de abortos sin tiempo, porque puede ser un embarazo de dos meses o cinco meses”.
Al ser consultado sobre qué le diría a una mujer violada, el prelado respondió: “Que confíe en la vida, tampoco es una solución matarle lo que está en su vientre. Más que alentar a la chica a que aborte hay que decirle ‘serenate, lo que está en vos es vida humana. La violación siempre va a ser para ella una mancha pero no pongamos otra con la muerte de su hijo”.
Monseñor Arancedo, quien concurrió al Palacio de Tribunales acompañado por el presbítero Andrés Tello Cornejo, definió la reunión con el ministro de la Corte como “muy serena, tranquila, cordial”, y aclaró que estaba programada de antemano.
Por su parte, la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Católica Argentina (UCA) expresó, en un comunicado, su “preocupación” ante el fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre el aborto y advirtió que “introduce una profunda herida en la protección de los derechos humanos fundamentales de los niños por nacer”.
Asimismo, insistió en considerar que la decisión del máximo tribunal “introduce un profundo quiebre en las bases del Estado de Derecho y del sistema de derechos humanos”.
La incertidumbre en torno a los supuestos de abortos no punibles se debería resolver a través de decisiones judiciales, legislativas y administrativas que siempre den prioridad al derecho a la vida y procuren por todos los medios salvar la vida tanto del niño como de su madre. No se puede imponer a operadores jurídicos y profesionales de la salud la realización de acciones que impliquen quitar la vida de seres humanos. La importancia del derecho a la vida exige que se extremen los recaudos para una interpretación que preserve el derecho de todos y que se adopten las medidas para proteger integralmente a las víctimas de violencia sexual a través de una adecuada asistencia integral”, concluyó.
Por su parte, el obispo de Nueve de Julio, monseñor Martín de Elizalde OSB, afirmó: “La conciencia de los cristianos no puede aceptar que la vida de un niño por nacer sea considerada como algo del cual es posible deshacerse. El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no sólo abre las puertas a un trámite abreviado para hacer posible el aborto y sin las necesarias garantías de defensa de la vida inocente, sino que disimula la gravedad de su decisión convirtiéndolo en un simple paso aclaratorio de un proceso que se considera normal, y que es objeto de un derecho presuntamente adquirido, pero solamente de la madre”.
El prelado advirtió que “detrás de este fallo no es difícil prever que se darán situaciones injustas, y vendrá también la confusión de las conciencias, como si las situaciones verdaderamente condenables, como la violación, justificaran una reacción que convierte en víctima a un inocente”.
Monseñor Elizade señaló que “se pretende distinguir ahora entre la acción legislativa, que no se ha pronunciado claramente todavía sobre la cuestión, y la decisión judicial, como ésta dada por la Corte Suprema”, y consideró que “es legítimo pensar que se está indicando así la dirección que tomará en adelante la legislación en materia del respeto por la vida y el derecho de familia, de lo cual hay anticipos en la anunciada reforma del Código Civil”.