El año pasado, la Conferencia Episcopal Argentina a través de su Comisión Ejecutiva, invitó a los argentinos a “realizar una opción sincera, madura y comprometida por la vida”. En la vigilia de Adviento pasada Su Santidad el Papa Benedicto XVI, nos invitó a orar por la vida naciente como agradecimiento a Dios por el Don de la vida y para invocar su protección sobre cada ser humano llamado a su existencia.

En el documento de nuestros obispos “Hacia un Bicentenario con Justicia y Solidaridad”, cuando hablamos del Don de la vida, regalo sagrado de Dios a los hombre, nos referimos a la vida de cada persona en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural y en todas sus dimensiones: física, espiritual, familiar, social, política, religiosa, etc.

Como agentes de pastoral familiar, queremos reafirmar la necesidad imperiosa de priorizar el derecho a la vida en todas sus manifestaciones, poniendo especial atención en los niños por nacer.

En el Año de la Vida festejamos y celebramos este precioso don, junto a nuestros niños, particularmente por los que están y estarán en el vientre de cada madre:

 

ORACIÓN DE UNA MADRE QUE ESPERA UN HIJO

Señor Jesús, te ruego con amor

por esta dulce esperanza que encierro en mi seno

Me has concedido el grandísimo regalo

de una pequeña vida que late en mi vida

y te agradezco humildemente,

por haberme elegido como instrumento de Tu amor.

En esta suave espera

ayúdame a buscar siempre tu voluntad.

Dame un corazón puro, fuerte y generoso.

Te ofrezco mis preocupaciones,

ansias, temores y deseos

por la criatura que aun no conozco.

Que crezca sana en el cuerpo,

aleja de ella todo mal físico,

y todo peligro de su alma.

María, tu que conociste las inefables alegrías

de una maternidad santa, santifica mi espera,

bendice mi dulce y suave esperanza.

Haz que el fruto de mi seno

florezca en virtud y en santidad

con tu ayuda y por medio de Tu Hijo.

Amen.