Fuente: AICA: El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, recordó que “la paternidad trasciende la dimensión meramente biológica de la procreación, por ella pasa la genealogía de una persona que tiene su inicio en Dios. Toda paternidad tiene su fundamento en Dios. Esto no disminuye su grandeza, por el contrario, la hace partícipe de un acto creador único y personal de Dios”.
“La fe no niega el valor humano de la paternidad, sino que le da un sentido que la trasciende y enriquece, porque la contempla desde la verdad profunda de lo que es: ‘Los padres, como ministros de la vida, nunca deben olvidar que la dimensión espiritual de la procreación merece una consideración superior a la reservada a cualquier otro aspecto”, subrayó citando el Compendio Doctrina Social de la Iglesia..
El prelado destacó que “esta conciencia y esta realidad la percibimos, particularmente en la catequesis familiar, cuando vemos los frutos de aquellos padres que asumen su responsabilidad y acompañan a sus hijos en la Iniciación Cristiana; la paternidad alcanza en ellos, un nivel de realización espiritual”.
Tras sostuvo que “la paternidad, como la maternidad, tiene la riqueza del don y la sabiduría del olvido de uno mismo, volvió a citar el Compendio para subrayar: “El deseo de paternidad no justifica ningún derecho al hijo, en cambio, son evidentes los derechos del hijo, incluso de quien aún no ha nacido, al que se deben garantizar las mejores condiciones de existencia, mediante la estabilidad de la familia fundada sobre el matrimonio y la complementariedad de las dos figuras, paterna y materna”.
“No siempre se dan las condiciones ideales de una familia, pero siempre debe estar presente la verdad del misterio de la vida y el significado de la mediación de la paternidad y maternidad”, aseguró.
“Que triste la ausencia del padre en la vida y la formación del hijo, es un derecho que reclama y necesita. Cuántas veces la imagen de Dios Padre, que es fundamento de toda paternidad, sana estas heridas y suple su ausencia. La presencia de Dios es garantía para el niño de saberse amado y nunca abandonado. Les diría a los padres en su Día que Dios los ama y sostiene, y que es la fuerza que da sentido a la vocación que están llamados a vivir”, agregó
Por último, monseñor Arancedo unió en oración con quienes celebraron ayer el Día del Padre y tuvo presentes a “aquellos que ya no están, pero que nos han dejado con su vida un testimonio que nos acompaña”.+
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