Cada familia debe ser una verdadera comunión de personas, respetando la dignidad de cada uno de los miembros que la componen.En este marco de mutua comprensión se sitúa el «servicio a la vida» (…) siguiendo las huellas de  la Sagrada  Familia»

El camino de vida de la familia es un andar dinámico y ajetreado, donde la diversidad de circunstancias y vivencias particulares van poniendo en tensión y distensión el amor y la comunión de sus miembros.

La circunstancias de cada familia, sus historias de vida, los momentos y etapas atravesados requieren restaurar y sanar la vida de sus miembros como parte de aquel » servicio de vida» necesario para seguir creciendo.

Leer el texto de Mt 2, 13-15 ilumina las circunstancias difíciles vividas, por  las que podemos pedir sanación.

Después de la partida de los magos el ángel del Señor apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise…».

Pedimos al Señor sanidad de  nuestra familia, por los momentos de zozobra y angustia vividos…

Por tu poder sánanos, Señor, de habernos sentido desvalidos e inseguros, por nuestra fragilidad, por la falta de fe y las dudas.

Sánanos del rechazo al sacrificio compartido en toda circunstancia.

Sana nuestra confianza y capacidad de donación, si nos guardamos algo por temor,  si hay un lugar egoísta y desconfiado aún en nosotros…

Es muy importante profundizar en la sanación si en el momento de compartir los esfuerzos, si en las circunstancias difíciles se producen distancias en la comunión y pequeños aislamientos entre los miembros de la familia.

El texto del Evangelio que relata el primer exilio de la Sagrada Familia es revelador, pues muestra claramente que toda circunstancia difícil es un exilio que marca un desprendimiento y el inicio de la historia de la nueva familia.

El exilio de las circunstancias vivido en confianza y comunión de amar trae un capital de adultez para los miembros de la familia, porque crea la posibilidad de mirar hacia delante y comprobar las fuerzas vitales del amor.

Luego, lo difícil podrá recordarse como un tiempo de crecimiento que forjó la unidad, porque fue vivido con donación, acompañándose mutuamente con lo poco que cada uno podía dar para sostenerse en el amor.

Pidamos esta sanidad para el compartir:

Sánanos, Señor, para saber compartir en medio del exilio de las circunstancias. Extiende nuestros brazos para unirnos generosamente con los que nos diste como familia…

Corrige la mirada de nuestro corazón para ver cómo compartir renovadamente cada día nuestro corazón.Sana a nuestra familia y danos la gracia de recorrer un nuevo camino, el que tu providencia tiene para nosotros. Amén

Padre Daniel Viera. MPD