(Fuente: Diario Popular) Las mujeres con hijos no son una excepción a la creciente tendencia de las rupturas conyugales matrimoniales o consensuadas. Un informe señala que en Argentina se duplicó la cantidad de madres separadas y/o divorciadas pasando del 4,1 por ciento (de las madres que están sin pareja) en 1985 al 8 por ciento en 2010.
También se destaca que la modalidad de madres solteras es la que más ha crecido en las últimas tres décadas, pasando del 0,8 por ciento en 1985 al 5,4 por ciento en 2010.
Así se indica en el último trabajo de la Fundación Observatorio de la Maternidad, “Maternidad en soledad. Una forma de organización familiar que crece”, elaborado por la Magíster en Economía y Políticas Públicas Carina Lupica.
En los últimos veinticinco años se duplicó la proporción de hogares de mujeres con hijos y sin pareja: en 1985, el 6,7 por ciento de las madres no tenía cónyuge; en 2010, el 14,7 por ciento.
Este casi 15 por ciento está compuesto por:
8 por ciento, madres separadas y/o divorciadas. En 1985 representaban el 4,1 por ciento de las madres solas.
5,4 por ciento, madres solteras. En 1985 era el 0,8 por ciento.
1,3 por ciento, viudas. En 1985 era el 1,8 por ciento.
“A diferencia de lo que ocurría en el pasado, estas familias monoparentales no se originan a causa de la viudez de uno de los cónyuges sino, principalmente, como resultado de la separación o el divorcio y la maternidad en soledad”, se explica.
“Una realidad femenina”
Sin embargo, en el estudio se demuestra que los hogares monoparentales con hijos son una “realidad femenina”, dado que mientras el 14,7 por ciento de las mujeres con hijos vive sin pareja estable, solo el 3,1 por ciento de los varones está en esa condición.
“La ausencia mayoritaria del padre en el núcleo monoparental lleva a concluir que este es un fenómeno eminentemente femenino, de allí que también se utilice en muchos casos el término de monomarentalidad para referirse a situaciones en las que una madre es responsable de la atención y cuidados cotidianos de sus hijos o hijas en solitario”, se sostiene.
Esta tendencia se origina en que:
Más mujeres que hombres tienen hijos estando solteras: 5,4 por ciento de las mujeres, 0,7 por ciento de los hombres.
Viudez: 1,3 por ciento de las mujeres; 0,3 por ciento de los hombres.
Separaciones y/o divorcios: 8 por ciento de las mujeres; 2,1 por ciento de los hombres.
“Estos datos permiten deducir dos conclusiones -indica el informe-: por una parte, que los hombres que asumen solos la responsabilidad del ejercicio cotidiano de las funciones paternas son una excepción en Argentina (solo el 3,1 por ciento de ellos lo hace); y por la otra, que las mujeres sobrellevan casi exclusivamente las responsabilidades de crianza y cuidados cotidianos de los hijos cuando se separan, divorcian o son madres solteras”.
Ruptura matrimonial
Frente a este panorama se señala que hoy las uniones conyugales formales (matrimoniales) o consensuales se volvieron “más frágiles”, por lo que se disuelven con mayor frecuencia: “las tasas de separaciones y/o divorcios aumentaron 180 por ciento en treinta años”.
En este punto se destaca que la disolución conyugal provoca cambios en la dinámica familiar. Cuando hay hijos, esta ruptura conlleva a la constitución de una familia monoparental y, dado que las mujeres usualmente obtienen la tenencia de los menores, aumenta la proporción de familias monomarentales: encabezadas por mujeres sin presencia de un cónyuge.
Esta situación establece consecuencias disímiles para las mujeres y los hombres porque, según indica el estudio, “mientras ellos muestran mayor propensión a la reincidencia nupcial, ellas usualmente obtienen la tenencia de los hijos, situación que las condiciona para la formación de una nueva unión”.
Asimismo las separaciones plantean la necesidad de redefinir la situación habitacional, la asignación de los bienes comunes, las formas de obtención de los recursos económicos y no económicos, la división familiar del trabajo (doméstico y extradoméstico) y los vínculos entre padres e hijos.
Madres solteras
El trabajo revela que el aumento de las familias monoparentales también se debe a un aumento en la proporción de madres solteras, aunque representan “una proporción relativa menos representativa” que las madres separadas o divorciadas.
“Entre estas madres -se explica- que no han compartido la maternidad se encuentran aquellas que decidieron a priori ser madres solas y adoptaron, se inseminaron artificialmente o eligieron a un padre solo biológico para su hijo o hija. También están las que lo determinaron a posteriori y, una vez embarazadas, siguieron adelante con la maternidad pese al abandono, desinterés o ausencia de compromiso del padre”.