(Fuente: AICA) El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, dedicó su columna semanal en televisión a comentar la decisión del partido gobernante en Alemania de presentar un proyecto para establecer un nuevo impuesto que puede exigir a los ciudadanos sin hijos “una mayor contribución con el fin de crear una caja de ahorro para hacer frente a los crecientes costos de seguridad social que implica el progresivo envejecimiento de la población”.
“La propuesta consiste en que los ciudadanos sin hijos pagarían la totalidad del impuesto, los que tengan un solo hijo pagarían la mitad y los que tenga dos o más hijos se verían exentos de esta carga”, precisó.
Tras señalar que la iniciativa “se podrá discutir”, consideró “interesante ver hasta dónde llega la afirmación de que existe un vínculo muy profundo entre ese envejecimiento de la población y las realidades económicas concretas de la organización social”.
Además explicó cómo, en muchos países, se produce “una especie de invierno demográfico” y enumeró sus consecuencias al explicar que si bien “todos nos alegramos porque se nos promete una vida larguísima en el futuro, quién va a empujar las sillas de ruedas de los ancianos, si no habrá jóvenes que sostengan con su trabajo esas vidas tan largas”, interpeló.
“Como ven, este es un problema económico, social, financiero, de organización social, pero que tiene que ver con una cierta mentalidad, que se produce porque ha cundido, se ha arraigado, una fuerte mentalidad anticonceptiva. Eso desde hace ya décadas”, advirtió.
El prelado sostuvo que “cuando pensamos en el futuro de la humanidad tenemos que pensar en la base biológica de este futuro”, e indicó que “muchos países, como el nuestro, por ejemplo, no tienen una política de población”.
Monseñor Aguer afirmó que “de la Argentina no podemos decir que esté entrando en el invierno demográfico pero tenemos un territorio de casi tres millones de kilómetros cuadrados con una población de cuarenta millones, cuando tendría que ser de cien millones de personas, en proporción con semejante territorio”.
Tras advertir que ahora “no notamos ningún efecto grave pero dentro de cincuenta o cien años, ¿qué será de nosotros?”, y consideró que “las políticas de población tienen que ser no sólo políticas de estado sino que tienen que estar vinculadas a la evolución de las cosas, porque la mentalidad anticonceptiva no se cambia rápidamente”.
Monseñor Aguer agregó que “los autores de ese proyecto alemán” hacen notar “que la familia que tiene hijos hace una contribución importante al bien de la sociedad y, en cambio, los que no tienen no la hacen. Por eso, para equilibrar las cosas ellos han inventado esta posible aplicación de un impuesto”.
“Algo que parece tan íntimo y tan reservado al fuero de la conciencia, tiene que ver con la posibilidad de subsistir de toda la sociedad”, concluyó.+